El viernes me fui al "Tributo a U2" en la discoteca Factory. Y recordé la razón por la cual aborrezco las discotecas y las fiestas. No soy del tipo farrero: el humo del cigarrillo de otros, el de la maquinita de humo que encienden todo el tiempo para que las luces de colores de fantasía se vean, la música a todo volumen, hablar a gritos con tu acompañante, etc. no son cosas que me diviertan en lo más mínimo. No tomo licor, y el baile en sí me gusta, pero no en ese tipo de entorno, así que ya se pueden imaginar: no me divirtió la espera.
Con ese antecedente, paso a relatar los hechos. No sé quién le dijo a mi hermano - quien consiguió las entradas para tres de mis hermanos, mi esposo y yo - que el concierto empezaba a las ocho; llegamos a las nueve, esperando no habernos perdido mucho del inicio. Al entrar, sin embargo, el local estaba casi vacío. Seis estructuras tipo mesa de color blanco - voy a llamarlas "mesas de baile"; no tengo idea de cómo se llamen - eran las únicas ocupantes de la pista; el volumen estaba al máximo, el juego de luces encendido, el humo no dejaba respirar, pero no había nadie que lo disfrute; ni siquiera nosotros, que no somos de ese ambiente.
La alegría de no habernos perdido el inicio del concierto nos duró una hora. Antes de eso, una amable... ¿impulsadora? ¿mesera? ¿ayudante? nos había pasado la "carta" - una lista de licores - cuya mejor/peor oferta era "Jarra de agua - 1,50 USD". ¿Un dólar cincuenta por una jarra de agua? Discúlpenme, pero me parece lo más absurdo del mundo pagar ese valor por ese ítem, y eso que no menciono el "Vaso de cola - 1,00 USD" - ¿qué no darían los vendedores de los mercados por poder especular tan libremente con sus productos de primera necesidad como los dueños de las discotecas? De una botella de tres litros de cola salen al menos veinte vasos, y cuesta más o menos 1,50 USD. Simple matemática: 20 vasos de cola x 1,00 USD = 20,00 USD - 1,50 USD = 18,50 USD de ganancia neta, lo cual representa... a ver... 18,50 USD / 1,50 USD = 1234% de ganancia. Si alguien hiciera lo mismo con una libra de arroz, por ejemplo, tendríamos lo siguiente: 0,35 USD x 1234% = 4,32 USD/libra. El especulador estaría en la cárcel antes de que alguien pudiera decir "¿a cuánto el quintal?".
Así que, con la garganta seca, seguimos esperando. Un par de personas más habían llegado y estaban paradas, sentadas o paseando nerviosamente alrededor del local, mientras la música seguía a todo volumen, el humo seguía saliendo y las luces seguían bailando - las únicas que lo hacían. Más o menos a las 10:30 PM mi hermano se acercó a preguntar a qué hora mismo empezaba el espectáculo, y volvió con la triste noticia: todos los tributos o conciertos empiezan a las 11:30. Fue culpa nuestra: nosotros pensamos que iba a empezar más temprano - sabiendo eso, hubiéramos ido a comer algo primero. Mi esposo estaba con hambre desde antes de entrar: no merendamos para llegar más rápido. Ya sé: eso suena más a queja que nada. Ya sé que no es culpa de la discoteca, pero en honor a la verdad, tengo que incluir estos comentarios aquí, para demostrar lo poco compatibles que somos - mi esposo y yo; no puedo hablar de mis hermanos - con ese ambiente.
Las 11 PM; yo ya no quería esperar. Sacamos una moneda para decidir si nos quedábamos o nos íbamos - no es que confiemos en ese tipo de procedimientos esotéricos, sino que aún estábamos de buen humor como para probar algo así -, y el destino dijo que esperásemos. Para ser sincera, me divertí mucho mofándome con mis hermanos de ciertos "bailarines entusiastas" - había un tipo que parecía que jugaba "alfonfín" o "mesú" con las manos mientras bailaba. Nadie se atrevía a bailar abiertamente: digamos que el local estaba lleno en un 30%, dispersados en grupos alrededor de "mesas de baile" y de mesas regulares. Uno que otro se movía con ritmo, al margen de su grupo de amigos, y lanzaban miradas anhelantes hacia los que se subían, por unos minutos, a las - "todos juntos, niños:" - "mesas de baile".
Llegaron las 11 y 30, y el concierto no empezó. No sabíamos qué hacer: si esperar un poco más, o irnos a comer algo, una hamburguesa en el Burguer King - porque abren hasta tarde, no por un supuesto "estatus" o algo parecido - o lo que sea. Sacamos la moneda de nuevo, y esta vez estuvo de acuerdo con nosotros. Salimos, y la mayoría se arrimó al carrito de hotdogs de afuera - yo me comí una minipizza. Ya con algo en el estómago, nos percatamos de que los músicos estaban afuera, también; luego de unos minutos, entraron. Nos miramos, y discutimos por un momento si volver a entrar - parecía que, por fin, el concierto iba a empezar - y decidimos que, ya que estábamos ahí - y comiditos - por qué no... Entramos de nuevo. Había más gente, más consumo de alcohol, más humo de tabaco... y nada que ver los músicos. Esperamos algún tiempo más, y mi hermano fue de nuevo a preguntar a qué hora empieza el concierto - esta vez le respondieron que a las 12.
Al malestar se le añadió la indignación. Los músicos ya estaban ahí: ¿cuál era el punto de demorar el concierto? Faltando a su propia palabra, los organizadores decidieron retrasar el inicio, esperando tal vez que el local se llene más, o quién sabe qué. O, lo más probable, es que no les importara mucho el concierto en sí, sino el consumo de licor y productos - el supuesto espacio VIP, con sillones en vez de sillas de plástico, estaba vacío - para aumentar sus ganancias. Quién hubiera pensado, después de las gloriosas propagandas radiales que parecen magnificar la importancia de tales espectáculos, que la triste verdad era que los dueños de clubes no le daban tal importancia al evento central de la noche. Mi hermano dijo que a él no se le hubiera ocurrido poner primero el baile y luego el concierto, sino al revés, para que el baile se extienda todo lo que deba extenderse, y a mí me parece también lo más sensato.
Y llegaron las 12. "Por fin", dijimos inocentemente. Las 12:05... las 12:10... y nada. "Ah, no," dije yo, "ya son las 12 y 15 y estos no piensan empezar el concierto." Había más gente, bailaban, tomaban, fumaban - humoruidoluces - y no había concierto. Y por lo visto, no tenían intención de empezar...
Espero que a alguien le haya dolido que nos fuéramos. La verdad, a mí me hubiera dolido ese trato si hubiera pagado por la entrada, lo que afortunadamente no hice - a mi hermano le regalaron pases de cortesía. Sin embargo, también considero que, el que me hayan hecho perder mi tiempo es una desconsideración; en este país, por desgracia, las cosas se hacen así, a la "maldita sea"; un par de empresarios "visionarios" se avientan a organizar un evento y estando a medio cocinar, se lanzan y esperan que todo les salga bien.
Sin embargo, no me quiero quejar mucho, pues realmente no tenía mucha fe en el evento, en un principio. Como dije al inicio, aborrezco esos ambientes; sé que a mucha gente le gustan, y están en su derecho, pero a mí no, y no soy del tipo que trata de encajar con los gustos de la mayoría para "quedar bien". Para mí, ir al cine, tomar un café - bebida que tomo solo en ocasiones especiales, después de haber vencido una ligera adicción a la substancia - y conversar, pasear por un centro comercial y/o cualquier actividad que se pueda realizar de día y/o lejos de un ambiente contaminado (ruido/humo) constituye una actividad divertida; lo otro, no. Y quienes me conocen saben que no bebo alcohol, así que eso de "salir a tomarse unos tragos" tampoco va conmigo; la sugerencia es casi una ofensa en personas que dicen llamarse "mis amigos". Así que, haber esperado tres horas por un concierto que nunca se concretó - al menos no mientras estuvimos ahí - fue algo muy desagradable.
En resumen, eso de "tributo" es una asquerosa exageración: "intento" estaría mejor. Intento de llamar la atención hacia un local - que antes fue fábrica - para que la gente consuma alcohol, gaste más dinero en un VIP que de VIP solo tiene el nombre, por medio de un espectáculo que puede estar bien o mal hecho - no importa, pues lo que importa es que la gente se divierta como sea, ¿no? Como no soy la mayoría, supongo que mis opiniones no cuentan para los amos y señores del marketing, pero si pudiera pedir algo, aunque sonara descabellado, sería un poco menos de interés económico y un poco más de sinceridad con respecto a aquellos espectáculos; de esa manera, los quiteños que no conocemos "el ambiente" sabríamos a qué atenernos.
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